El autocontrol como valor en la opcion fundamental del matrimonio (página 2)
El autocontrol en la
vida matrimonial
La condición moral de la persona, definida en
último término por su opción fundamental
(ph.10), entendiéndose ésta, como la actitud
primordial que una persona asume conciente, libre y
progresivamente la realidad total de su propio ser
(Félix Marca-apuntes de teología, moral y
derecho), implica también la exigencia de estar bien
consigo mismo, y con el ambiente que lo rodea, dado por la
naturaleza misma del ser humano que tiene y siente la
necesidad de vivir en afectividad y en interrelación
con otras personas. (La persona humana necesita la vida
social, siendo una exigencia de su naturaleza
-CEC1879)
De ello, es que podemos asumir que para que la persona
humana se desarrolle en convivencia, requiere estar sometido y
acomodado bajo principios, normas y valores morales, que de por
sí, ya son propios de su ser y que el hombre, por su
dignidad siempre va a buscar su propio bienestar y bien
común; así mismo la comunión de las personas
a semejanza de la unidad de las personas divididas entre
sí, resplandece la imagen divina que está presente
en todo ser (CEC 1702), viéndose ésta,
superiormente reflejada, en el hecho de la correspondencia misma
entre dos personas diferentes y complementarias.
En toda interrelación humana, va a entrever la
imposición de ciertas exigencias, que para su
satisfacción se requiere de la adaptación de
nuestras propias actitudes, así como la aceptación
de las actitudes de las otras personas con quienes nos
relacionamos, este vaivén o modulación de nuestros
actos, podríamos también definirlos como una
acción del autocontrol; en el sentido cristiano, esta
modulación la podríamos precisar dentro de las
reflexiones conceptuales de los frutos del Espíritu Santo,
como la Paciencia y la Mansedumbre; los cuales se van a cultivar
mediante la búsqueda y afianzamiento de las actitudes
firmes, disposiciones estables, perfecciones habituales del
entendimiento y de la voluntad que regulan nuestros actos,
ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta
según la razón y la fe (CEC 1804-virtudes
humanas)
Ahora bien, la vocación del matrimonio, se
inscribe en la naturaleza misma del hombre y de la mujer (CEC
1603), libres para contraer una alianza permanente,
única e indisoluble, consistente en el acto humano,
que por el cual los esposos se dan y se reciben mutuamente
(GS 48) bajo ese dulce sentimiento que se llama amor conyugal
(-Dios que ha creado al hombre por amor, lo ha llamado
también al amor, vocación fundamental e innata
de todo ser humano- CEC 1604), este amor conyugal requiere de
bienes y exigencias, dentro de las cuales pide, por su misma
naturaleza, una fidelidad inviolable (CEC 1646) en todos los
sentidos.
El hombre y la mujer están hechos "el uno para el
otro", no que Dios los haya hecho "a medias e incompletos", los
ha creado para una comunión de personas, en la que uno es
ayuda del otro, iguales en persona y complementarios en genero;
siendo que en el matrimonio, Dios los une formando "una sola
carne" (CEC 372 – Gn 2,24). Por tal razón, es necesario
asumir que exista en el matrimonio una opción fundamental
propia de los cónyuges, nacida desde cada uno pero unida
en una sola idea o concepción. Esta opción marital
es la que determinará en último término la
condición moral de ese hogar, siendo reflejada en el fruto
de su bien, que son los hijos.
Dentro del acto humano del amor conyugal, entrega y
recepción mutua, va existir el conocer de mi ser
amado, así como el dominio y responsabilidad de las
acciones que en común decisión se
empeñan en realizar. Este saber y compromiso
ayudarán al matrimonio en un "hacerse así
mismo" como un valor propio en la vida marital, puesto que
cada uno no se pertenece a si mismo sino al otro (Cor 7,
4-5). Con lo que puntualizamos, que para lograrlo, es de
necesidad imperiosa el autocontrol o autodominio de cada
uno.
Si para cultivar el autocontrol como valor de una
persona, se requiere que esta se conozca internamente
(sicológica y espiritualmente), aceptando sus propias
debilidades y fortalezas, así como ser responsable de sus
actos; es menester afirmar que en el matrimonio se requiere un
mayor empeño, ya no tan solo en conocerse a si mismo, sino
también en conocer interiormente a mi cónyuge,
siendo lo mas importante que conociendo como es y como piensa, es
saberse aceptar y ser aceptado por el ser amado.
Como estamos viendo, el matrimonio como ser,
también requiere de un autocontrol, el cual va
permitir que este sea aceptado en el bien social,
reflejándose en el vivir diario como buenos vecinos
dentro de la comunidad, y ser impermeable ante las
inclemencias sociales que quieran dañarla. Este
autodominio conyugal estará fortificado, al igual que
en una persona, mediante su dignidad establecida por el
sacramento del matrimonio.
Actualmente existen técnicas de autodominio
personal que ayudan a que las personas puedan interrelacionarse
en una mejor performancia; sin embargo, pese a todos los
adelantos científicos, estudios y/o análisis
realizados, el hombre no podrá llegar a un verdadero
autocontrol, si realmente no conoce a su Creador, esto es
mediante la práctica de la contemplación de su
creación y haciendo oración.
Del mismo modo, el matrimonio está invitado a
mantener una relación estrecha con Dios; en cada
acción o decisión marital desde la vida conyugal
requiere de la iluminación de la Palabra de Dios,
asimilándola en la fe y en la oración en yugo, con
el fin de crear y educar una conciencia marital. Siendo de esta
forma, que esta conciencia socorra en el desarrollo del
autocontrol o autodominio conyugal.
Pues bien, ahora que estamos estableciendo como tener un
autodominio conyugal, también nombraremos que aportes nos
brindará para la vida matrimonial reflejada en familia; es
simple, la concordancia permanente en la educación de
nuestros hijos, y su desarrollo, que como reflejo dejaremos, para
su bien en la participación futura de la comunidad o de la
sociedad.
"Ninguna palabra corrompida salga
de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria
edificación, a fin de dar gracia a los oyentes" (Efesios
4:29)
Conclusiones
El autocontrol conyugal, como valor en la opción
fundamental del matrimonio, permitirá mejorar nuestra vida
marital, toda vez que la cultivemos en comunión y en amor
verdadero entre esposos, reconociendo y aceptando nuestras
debilidades y fortalezas, manteniendo ese dar y entregar que uno
se exige voluntariamente para el bien del otro.
El autodominio personal de cada esposo, basado en el
amor sincero a su cónyuge, también permitirá
tomar decisiones en unísono, adoptando actitudes sociales
aceptables, respetando así los derechos y bienes de otros
matrimonios; con este reflejo podemos decir, que se
estaría cumpliendo con el deber del matrimonio cristiano,
que es ser luz y sal en la comunidad.
El matrimonio, en su concepción de hogar,
mediante el valor del autocontrol conyugal, podrá
fortalecer los lazos de interdependencia para con sus hijos,
puesto que estos tomarían como modelo en la fe y en la
practica de sus valores, el desarrollo por partes de sus
congéneres de este valor.
Autor:
Yosilú Carrasco Rimapa
Víctor Barba Villalobos
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